21 mayo, 2012

Capítulo 3

Mi cerebro se atasca, incapaz de digerir la información. No puedo ni siquiera llorar. Me quedo sentada, en la cama, sin moverme, sin casi pestañear. Taurus se levanta lentamente, y se despide. No le hago caso. Siendo la nieta de Snow, supongo que los rebeldes tendrán un espectáculo preparado especialmente contra mí. Irónico. Nuestro propio juego se ha vuelto en contra nuestra. Deambulo por la habitación, y acabo tumbada en el suelo, observando a las sombras del atardecer desapareciendo de las paredes y el techo color azul.
Alguien llama a mi puerta. Debe de ser una mujer, porque oigo sonidos de tacones. Se presenta como Piuka. No me digno ni a mirarla.
-Es la hora de la cena. Vamos.
Me levanto, y sigo una mata de pelo azul chillón a través del pasillo, hasta llegar a un comedor. Allí me esperan Taurus, una mujer que no conozco, y a un chico de un año menos que yo, creo. Me suena de haberlo visto a veces en el colegio.
-Spizer, te presento a Mónak. Es tu...compañero-dice Taurus.-. Y esta es Capesta, la estilista de Mónak. Yo soy el tuyo.
Asiento, observando la palidez de mi compañero. Yo debo de estar igual de horrible, pero ahora mismo no tengo tiempo de arreglarme. Oigo las conversaciones como a través de un cristal ancho, como distorsionadas, Sólo presto atención cuando Mónak pregunta cuándo empiezan los juegos. Piuka le responde que dentro de cinco días.
Unas personas que no conozco nos sirven la comida, de la que yo no pruebo nada. En mi vida he comido tantas calorías, grasas, e hidratos de carbono, y no pienso permitirme empezar ahora. No quiero presentarme a los patrocinadores (si es que hay, porque lo dudo mucho que dispongamos de esas ayudas) como una vaca lechera. Me levanto, y me dirijo de vuelta a mi habitación. Me pongo un camisón, y me meto en la cama. Sólo entonces, me pregunto qué será de mí. Tan sólo me quedan cinco amaneceres antes de que me metan en un campo lleno de gente que querrá mi sangre. Sólo entonces, me doy cuenta de que esto es lo mismo que pensarán todos los tributos que han pasado por el Capitolio.

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