22 mayo, 2012

Capítulo 6

"No puede ser". Esas son las únicas palabras que me vienen a la mente. Justo entonces, ella atraviesa un muñeco de espuma, o algo parecido, con una fuerza inusitada. Mónak se baja del ascensor, y se marcha. No le hago caso. Sólo tengo ojos para ella. Al dejar la espada, me ve de reojo, porque se pone blanca justo antes de girarse. Me quedo mirando su pelo caoba liso, sus ojos avellanas, sus facciones angulosas...Es un poco más bajita que yo, y algo más delgada. Nos observamos un rato más, hasta que las dos echamos a correr. Nos fundimos en un abrazo. Entierro mi cara en su pelo, aspiro su olor a fresas. Quiero recordarlo todo de ella. Nos mantenemos así un rato hasta que una mujer musculosa, que se llama Atala, nos manda separarnos. No le hacemos caso, y seguimos abrazadas mientras ella explica las normas. Para cuando nos separamos, descubro que todos y cada uno de los tributos tiene a algún ser querido entre sus...enemigos. Mónak se abraza a un chaval que debe tener su edad. Supongo que serán amigos. En otras parejas descubro rasgos parecidos. Tienen que ser familiares. Así que por esto quería Coin que hiciésemos un entrenamiento antes del desfile. Para desmoralizarnos. 
Cogidas de la mano, Mara y yo recorremos tranquilamente todos los puestos, deteniéndonos de vez en cuando para saludar a alguien. No intento hacer amigos, ni entrenar,ni acabar llena de sudor asqueroso, únicamente quiero disfrutar de los pocos momentos que me quedan junto a ella, antes de que nos suelten en la arena para que nos matemos. Pasan las horas, y nos mandan a comer. Mara y yo nos sentamos juntas, y le cuento la historia de la muerte de mis padres. Cuando termino, siento que las lágrimas se me van a salir, y ella me da un beso en la mejilla. Más tranquila, le pido que me cuente lo que pasó a ella.
Suspira profundamente, y empieza a contar...

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